jueves, 7 de abril de 2016

ARCO: 5 aproximaciones

 

 ARCO: 5 aproximaciones

1. Muy probablemente no sea éste el mejor momento para tener hijos, algo de lo que al parecer saben mucho quienes están en disposición de tenerlos y no los tienen. Motivo por el cual las sociedades de los países civilizados están envejeciendo a velocidades ultrasónicas. Por otra parte no es precisamente el amor lo que se predica en esas sociedades civilizadas, más orientadas a la inculcación de individualismos suspicaces y defensivos. Y por otra está el tema de la reorganización del mercado laboral que han impuesto las nuevas tecnologías. Algo que tiene una consecuencia decisiva en el modus vivendi del joven actual, que no es otro que el nativo digital. ¿Qué consecuencia? Pues que los jóvenes ya no tienen como prioridad, tal y como venía siendo habitual en las recientes sociedades tradicionales (sedentarias), el comprarse una casa. Sus trabajos son tan inestables como su parejas. Sus viviendas son, en todo caso, puro tránsito. O por decirlo de otra forma: sin casa -propia- ¡no hay paredes -propias-! O mejor: no hay “espacio” -propio-.

2. Nunca había visto tanta gente el día de la inauguración. Habré visitado 30 de las 35 ediciones de ARCO y la mayoría de las veces durante los dos primeros días, es decir, los días que suelen reunir a los profesionales. Y sé lo que digo cuando afirmo que no había visto tanta gente el día de la inauguración. Pero ¿quiénes son esos profesionales? Pues galeristas, artistas, directores de museos, comisarios y sobre todo, pues no podemos olvidar que se trata de una Feria de Arte, coleccionistas. Así que no deja de tener su enjundia que, precisamente en este momento en que el sector (Arte) padece un descalabro muy relacionado con el mercado, hubiera tanta gente elegante pululando por los pabellones. ¿Pero qué decir de esa congregación? ¿Compradores? Puede, pero no lo creo. Baste decir, en todo caso, que quedé impactado cuando en un stand me encontré, cara a cara y sin esperármelo, a un chaval que podría tener 20 0 21 años. Quiero decir, que habiéndoseme acostumbrado la vista a las facciones que me había estado cruzando durante dos horas de trasiego me acabó sorprendiendo el hecho de encontrarme con un joven en edad universitaria. Sin duda podríamos usar, a modo descriptivo, aquel título de una película de los hermanos Cohen pero dándole la vuelta. Es este un país para viejos. Y sustituir país por feria. Yo llegué a contar 4 sillas de ruedas pilotadas, muy probablemente, por coleccionistas voluntariosos e inasequibles al desaliento. Mucha gente, pues, pero quizá demasiado cercana a la muerte. Posiblemente, además, los más coleccionistas.


3. Han pasado ya 35 años desde el primer ARCO y el mundo ha sufrido durante esos años transformaciones colosales. Es más, el mundo de ahora ya prácticamente nada tiene que ver con aquel en el que se produjo la caída del muro y la movida de Madrid. O por decirlo de forma cruda: los nativos digitales comenzaron a nacer 20 años después del estreno de la película ET de Steven Spielberg. Las transformaciones han obligado a muchos sectores a re-adaptarse. De hecho, durante todos los años de este milenio la máxima de actuación ha tenido que ser para muchos esa, la de re-adaptarse o morir. Y desde luego no todos lo hemos hecho con las mismas ganas. Así que dirán lo que dirán, pero la impresión que uno extrae cuando se pasea por los pasillos de ARCO es que el tiempo no ha pasado durante esos 35 años. Y esto no tiene nada que ver con el hecho de que pueda haber expuestas más o menos cosas tecnológicas etc., no. Tiene que ver con la apariencia de la totalidad, con la distribución de espacios y con la obsesión por la objetuaria, una objetuaria, todo se ha de decir, que nada tiene que ver con los intereses de esos nativos digitales que ni tienen casa, ni la quieren, ni quieren CDs, ni DVDs, ni libros, ni cosas que, en general, pesen o almacenen polvo. Y menos aún si hay que trasladarlas de un lugar a otro o meterlas en un guardamuebles. Una Feria, por tanto, con aires gerontofílicos. 

4. Pero ¿de qué tenemos que hablar cuando hablamos de ARCO, de arte o de mercado? Si hablamos de arte ya sabemos por dónde van los tiros, lo hemos avanzado: ARCO se encuentra en las antípodas de lo que la gente joven está haciendo, entre otras cosas, porque su mundo está en la red y ya prácticamente sólo en ella. Y por tanto la creatividad la entienden bajo unos preceptos que nada tienen que ver con los que durante 250 años generó un sentido hegeliano de la Historia. Para ellos, no hay evolución lineal que pretenda “el despliegue del Espíritu”. Para ellos, en definitiva, no hay Historia. Hay presente y virtualidad. Hasta el punto en que sus centros de interés se encuentran focalizados en cosas que carecen de corporeidad. Y si hablamos de mercado poco queda por decir que no quede explicitado en la continuas quejas de todos aquellos que aún conforman el mundo del arte. Un mundo del arte, todo se ha de decir, periclitado. Los galeristas se quejan de sus inexistentes ventas y los artistas del mal trato recibido desde las instituciones (que tampoco se han enterado que el Arte se ha quedado sin Historia y de que el mundo es digital. Además, claro, de estar corrompidas por lo que los propios artistas les dejaron hacer en la época de las vacas gordas). 

5. ¿Pero está bien o mal ARCO ( y me refiero al contenido, no a la feria en sí misma)? Pero yo insisto: eso es lo de menos. Es la pregunta más irrelevante y por lo tanto menos apropiada. Más que nunca una exposición -o un cúmulo de obras de arte- no es otra cosa que algo de lo que gustar o disgustar dependiendo de las particularidades del gusto y de la cantidad de “objetos” que gustan o disgustan respecto a la particularidad de cada uno. La celebración del 35 aniversario (cifra incelebrable) no es más que un signo de desesperación, como lo es el hecho de invitar a 18 galerías jóvenes con menos de 8 años de experiencia. En cualquier caso las posibles ventas, en caso de haberlas, no desmentirían el argumento aquí expuesto. Primero porque uno de los gastos fijos de cualquier feria de arte que se precie es pagar viaje y alojamiento a los mejores coleccionistas del mundo, todos aproximadamente octogenarios, y segundo porque si algo tiene una historia de más de 250  años (la historia de la Historia del Arte) es eso, inercia. Y todo con independencia de esa otra cosa que el fin de esa historia provoca en algunos, nostalgia. Ah, y para acabar, que nadie piense que JustMad es distinta por más juvenil. Una feria de arte es una feria de arte por mucho que cambie el aspecto de la objetuaria, de los cachivaches.

 Para leer más respecto al tema recomiendo pinchar este enlace:

sábado, 19 de marzo de 2016

Vídeo de la ponencia impartida en la Universidad Complutense con motivo del Congreso titulado LAS DIOSAS.
https://vimeo.com/128777646